El fracaso escolar no sólo es y debería ser una preocupación de políticos y técnicos de la enseñanza y la educación a todos los niveles sino que es, históricamente, la principal preocupación de los padres generación a generación.
Por lo normal, la inmensa mayoría de chicos y chicas de hoy son inteligentes en grado suficiente como para superar año a año sus estudios pero, lamentablemente, los niveles de fracaso escolar crecen cada vez más.
Desde la ESO hasta la Universidad, pasando por Bachillerato y la Formación Profesional, cada vez hay una mayor incidencia de fracaso y posterior abandono de los estudios.
No llegar a este punto depende en gran manera de una detección temprana de “síntomas”, muestras que dan los hijos de que algo no está funcionando bien.
Algunos ejemplos familiares para todos, pueden ser:
- Desmotivación hacia el estudio.
- Quiere terminar rápidamente los deberes o el tiempo de estudio.
- Se da una tendencia a hacer las cosas de manera rápida y chapucera.
- Falta de interés por aprender.
- Mentir sobre sus resultados en clase.
- Ansiedad o mal humor ante los exámenes.
Cuando esto ocurre, es conveniente actuar con rapidez porque puede ser que les ocurra algo en algún aspecto de su vida como por ejemplo:
- Socialización / Amigos
- Problemas en la familia
- Algún otro motivo de orden psicológico o afectivo.
Si no cabe pensar que está les está ocurriendo algo en alguno de esos planos deberíamos atender a qué está pasando con los estudios.
A menudo, esos síntomas se han originado en la desmotivación que han generado algunos resultados en exámenes o trabajo para el colegio.
Frecuentemente, no nos damos cuenta de que no están observando una aceptable recompensa en notas por el esfuerzo que hacen.
Eso, si ocurre varias veces, es generador de desmotivación y esa desmotivación empieza a generar malos hábitos que, inicialmente, pueden hacerse invisibles a nuestros ojos.
Pensemos, además, a esto se puede sumar el hecho de que a ciertas edades cercanas a la adolescencia, la mala comunicación entre padres e hijos no es algo inusual.
De ahí que una correcta educación hacia el estudio, motivar y/o transmitir valores tales como el esfuerzo o la responsabilidad sean cuestiones muy importantes de cara a evitar el fracaso escolar pero incluso cuando todo esté funcionando correctamente es importante dotar a nuestros hijos de buenas técnicas para el estudio.
Esas técnicas seguro que vendrán a prevenir problemas en su futuro.
Aspectos como:
- La planificación de tareas hasta el examen.
- La optimización del tiempo.
- Una correcta priorización de esas tareas.
- Trabajar la atención y concentración previa y durante el estudio.
- Saber cómo y porqué estudiar cada asignatura.
- Tener claro por qué se estudia con buenos fundamentos.
- Adecuar las condiciones del entorno de estudio.
- Manejar correctamente la ansiedad ante los exámenes.
- Trabajar responsabilidad, autoestima y autoconfianza.
Son una importante parte de lo que se debe trabajar por parte de los chicos.
Estudiar puede ser la puerta al crecimiento personal si se aprende y no sólo se memoriza, si se aprende y no sólo se intenta “pasar el examen”, si se aprende y no sólo buscamos una nota en el boletín.
Por todo ello, el estudio de nuestros hijos debe tratarse de un modo más holístico y no sentarnos a hacer los deberes con ellos. Con eso les acompañamos, pero no les ayudamos. Les ayudamos dándoles un buen Método de Estudio como el que hemos creado con mi equipo.
Por eso, te invito a que lo conozcas para ayudar a tu hijo a que cuente con las herramientas adecuadas para cosechar los buenos resultados que tú le demandas.
El Método Toni Bassols es un modo innovador de que tu hijo adquiera no sólo una mejor técnica de estudio sino que además, y enfocado desde el coaching, se trabajan aspectos de su personalidad, valores y herramientas para su Crecimiento Personal.
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