La adolescencia es un periodo crítico de nuestra vida. Esa etapa donde empezamos a salir de casa y a ver “otras maneras de hacer”, “ otras maneras de pensar”, “otras maneras de pensar”, “otras formas de lenguaje y de comunicación”, “otras amistades”.
Los hijos ya cuentan con su propio pensamiento crítico y la voluntad propia debe empezar a desarrollarse.
Una etapa que, hoy en día, se ha alargado hasta los 25 años y, a veces, no se van adquiriendo las responsabilidades, valores y criterios que deben acompañar al adolescente en su adquisición de referentes y su continua formación de la personalidad.
Una etapa clave en la que podemos hacer muchas cosas para ayudarles y que tendrá consecuencias toda su vida.